dos es uno
De que todas las madres están orgullosas de sus hijos, a mi no me cabe duda. Así sea porque el chiquillo le haya salido con la inteligencia natural de un bodeguero de barrio, o porque sea el mas pillo de los delincuente; porque es mas lindo que Apolo en cueros o mas atlético que Usain Bolt; las hay incluso orgullosas hasta de lo malvado tipo Hades, o determinado como el peor de los dictadores, y aquí no me quiero poner rococó y dar nombre, porque cada región ha tenido el suyo y aunque parezca mentira esa gente no nació del retoño de una lechuga, seguro alguna fémina le apretujó un cachete y lo amamantó amorosa.
Es que yo las entiendo porque ahora mismo me estoy muriendo del orgullo por mi pequeña creación, que mañana cumplirá su primer año de vida. ¿Qué si es perfecta? Seguro que no. ¿Qué podría ser mejor? Seguro que si. Pero es mía y la he visto crecer cada miércoles y me fajo contra el que sea como leona si me dicen „que Dorita es mala“.
Ya la cabina tiene más de sesenta textos, cincuenta y dos semanas a mi lado y como buena madre le cuento a todo el mundo los logros de mi prole. -„No sabes nada, esta semana la abrieron en un tablet en Palm Beach y en una computadora en Pensilvania.“- Cualquiera osa decir que su hija tiene un diente nuevo y allá voy yo. -„ ¿No te conté que un admirador cantones escribió un comentario desde China y tres actores famosísimos la alabaron en un live desde Cojimar?“. En fin todo es un suceso y se llena de emoción si empiezo a hablar de mi blog. En una de esas ráfagas eufóricas, a riego de ser tachada de la loca que se cree Carrie Bradshaw, la de „Sexo en nueva York“, con la distancia de su armario y el mío, le comenté a una de las clientas de la tienda lo divertida que se había convertido mi vida desde canalizo muchas de mis preocupaciones en el mundo virtual. La invité a darse un giro por la cabina. La mujer, como yo, superaba las décadas reglamentarias para inspirar boleros, frescos y poemas bélicos. De nosotras no se habla ni en las noticias y si alguna revista se refiere a nuestro segmento del mercado, es o científica o para que descubramos que lo hemos echo casi todo mal. Los científicos nos hablan de la nueva almohadilla sanitaria, la rótula de carbono y los beneficios del Voltaren. Los otros medios se aparecen con la verdad en la mano a decirnos como disimular las canas, las cicatrices, el sobre peso, en fin como disimular la vida misma y hacerla potable para la generación de Instagram. Es que nosotras las cuarentonas y mas pa’lante estamos muy mal tratadas por la lírica, pero eso será otro texto. A mi clienta Le conté que el blog era mas bien para visualizar temas que en la cotidianidad se pierden, y no por eso son de menor importancia, por ejemplo: la modernidad, el cuerpo y su encuentro estético con la maquinaria arrolladora del consumo, los viejos - nuevos tabúes, la feminidad, el feminismo, el sexo. Para mi sorpresa después de dos carcajadas me pidió que por favor escribiera no solo del sexo, sino también de su ausencia y yo amo los retos. Recordé que algo no deja de existir solo por no estar, si fuera así creyera en la muerte y no es el caso. Ser asexual o privarse de ello es también una posición que además es rebelde y de protesta, en muchos casos, si pensamos que el sexo es un actividad primitiva e intuitiva.
Nosotras, las occidentales, desde hace un tiempo para acá escuchamos como algo muy revolucionario que nuestro cuerpo es nuestro templo, y que debemos cuidarlo y protegerlo, claro, el cuerpo de la mujeres es un templo, el de los hombres puede ser un estadio de pelota. En los templos como en los museos, no se toca nada y todo se trata con respeto y sacrosanto distanciamiento. Para mi el problema comienza justo ahí. Todos somos individuos únicos, así que por carambola nuestro cuerpo también. Si todos tenemos muestras claves personales e individuales cómo puedes guiar a tu amante ciego, si nunca has recorrido el camino. „Conoce tu cuerpo primero, y el extranjero después“. ¿Pero quién dice en alta voz la palabra masturbación sin sonrojarse? El tema siendo hoy en día un gran tabú y en general no importa quien la practique, se relaciona siempre con la última de las opciones porque no tienes una pareja, o una mancha en la moral, o una aberración, en vez de ser aceptada por su significado didáctico. Nosotras tenemos un órgano del placer, del que hablamos menos de lo que deberíamos y que conocemos menos de lo creemos. Los hombres tienen una cultura del pene, sus dimensiones por regiones y razas, estudios de sus aptitudes como amantes por países y esos datos los hemos producidos casi todos nosotras, el mito del palón divino es un mito producido para dar valores a quienes de otros escasean. Que deseos tengo de despertar mañana y que terminemos de seguirle el juego al patriarcado sexo-dirigente macho-falo pensador. Porque estamos arruinando nuestra vida sexual en pareja. El secretismo tiene a nuestros amantes traumatizados, les hemos dado unas coordenadas de puntos G, H y A que ni montándonos un GPS en la vagina y el ano les quitamos el miedo. Hablemos en la cama, digamos como, cuándo y donde quiero, digamos hoy ha sido un gran día, repitámoslo en otro momento. Hasta Masicas se cansó de comer langostas todos los días.
El no sexo es una posición revolucionaria, a lo mejor, el no sexo puede ser también menos complicado que leer en la bola mágica de nuestro cerebro que nos avergonzamos de la forma de nuestra vulva, o de las manchas moradas por el roce de nuestros muslos, que no somos capaz de tocarnos los labios por eso la posición del misionero es nuestro campo de batalla. Hablemos de lo maravilloso que es conectarse, sin la responsabilidad de provocar un orgasmo y cuatro chillidos por segundo. Hagámonos la vida fácil, porque ni el tiempo ni las articulaciones determinarán nuestro ritmo. Hoy más que nunca, que la vida nos lleva de patas arriba con crisis económicas y de salud, disfrutemos de lo único que no se agota y nos engrandece, unamos los cuerpos, conectemos el alma y hablemos.