hogar de todos
Lo mas importante a tener en cuenta para atender a un cliente es el contacto visual. Los primeros segundos, para caerle bien o que tengas una idea de cuan divertida o complicada será tu actuación, pasan mas rápido de lo que te gustaría y aun manteniendo ojo con ojo probablemente no logres hacer tu trabajo o salvar la situación.
Cuando yo comencé en esto de la venta tenía unos catorce años. Recuerdo que vendía aretes plástico y luego pasé a los productos de primera necesidad. Vender jabones no llevaban mérito, a no ser por los encuentros con la traición y las escapadas policiales. En la Habana de los noventa había tanta escasez que yo sostenía el producto en la mano y recibía el dinero. Lo mas difícil era tener los sentidos en función de la economía y la supervivencia. Si escuchaba „agua“ ponía pies en polvorosa porque sino me cargaba la patrulla con bicicleta y to. Pero los aretes, aquello si era magia pura. Con casi ninguna referencia en el mundo de los negocios y mucho menos de la moda, tiraba pa’lante la autoestima y regalaba piropos a las muchachas con tal de que me compraran aquello que parecía salido de los estudios de Dali, no por lo artístico, sino por lo derretido. Entonces me denominaba a mí misma una vendedora intuitiva. La verdad es que yo podía venderle duro frio a un pingüino. La presión de tener o no, algún tipo de ganancia me la ponía yo misma, como no pretendía expandir el negocio, con un par de pesos me daba por satisfecha porque la cosa era resolver el momento.
De aquello han pasado mas de treinta primaveras y después de ejercer profesionalmente en el comercio al por menor, les digo que se subestima mucho la profesión de la tendera. Yo por ejemplo esta semana tuve una clienta que entró con una amiga como si fuera la dueña de la casa. La acompañante se sentó en las escaleras con la desfachatez que traen las mujeres en los mercados después de estar todo el día pelando maíz. La otra merodeaba altanera. Les pregunté si podía servirles de algún modo. Por supuesto dijeron que no. Cómo se me ocurriría si aquel espacio era suyo y no solo el espacio, el aire, mi sombra, todo, todito. Como además de vender aprendemos cuando tomar distancias, las dejé en su gozadera. Compró un abrigo que se quiso llevar puesto y salió rauda. Pues que te cuento, que al otro día regresó. Yo como si nada fui a su encuentro y esta vez era totalmente otra persona. Me contó que regaló el abrigo y que estaba buscando uno más femenino. Desde hacia poco mas de un año había comenzado a vestirse de mujer, estaba en tratamiento hormonal y se quería operar las tetas. Hablaba muy rápido, yo le pregunté porqué quinientos mililitros, para su fisionomía, unos pechos más pequeños le vendrían mejor. Me dijo que ella no se metería en un salón de operación por un poquito, que si lo hacía pues sería a toda máquina. Me sacó la sonrisa porque me parecía escucharme a mi. Entonces le traje unos abrigos e insistía en que debían ser muy femeninos. Y dale Juana con la palangana. Ya no pude más y me desaté. „A ver tesoro, piensa que así te amarren un AKM en la mano con unas camisetas a lo Rambo, tú te vas a ver siempre como mujer porque eso eres, tranquila“, me miró emocionada y me repitió gracias como mil veces.
Pasamos a los vestidos. Esa chica transgénero me recordaba tanto a mis primeros tiempos en Europa. En los primeros años no me quería poner ropas ajustadas para parecer latina, y en algún momento omití que era cubana para que no pensaran que era jinetera. En realidad yo no vine porque ganara premios en mi carrera o porque en un ataque de aventurera decidiera emprender una nueva vida en tierras helvéticas. A mi me trajo aquí la vida, una relación amorosa fallida, un deseo de escapar de todo y de todos, como a tantas otras mujeres, que en ese momento no comprendía. Me trasvestía lo mismo de ninja que de pirata, con tal de esconder lo que era.
„Te puedo decir algo y ojalá no te ofendas? Lo que un día tuviste o tienes entre las piernas pertenece a tu historia, estará siempre allí, pero eso no puede ser una condición para que te sientas libre en el futuro, porque no somos solo pasado. Te lo digo por experiencia, yo empecé a disfrutar mi vida el día que entendí que no todos llegamos a los lugares del mismo modo, están los que nacen con la estrella, los que tienen que forjarse el camino a pico y pala y los que la vida se lo pone delante de las narices por casualidad. Somos maravillosamente diferentes. Y funcionamos con las herramientas que tenemos, no con las que queremos. Así que disfruta de vez en cuando de tu figura andrógina. Mírame a mí, nací mujer pero con el pecho de mi padre y eso no deteriora para nada mi feminidad. Hasta ahora no he recibido reclamación por parte de ningún novio.“ Reímos y me confesó que volvió porque el día anterior a pesar de estar en una posición defensiva, se sintió muy cómoda. Para ella ser observada es normal pero desgraciadamente también lo es ser juzgada y conmigo se sintió como una clienta más. Yo aguanté mi euforia y nunca se enterará de lo que me gustan a mi la gente que va en contra de la corriente, los rebeldes, los que tienen algo que decir y por lo que luchar.
Esto es algo que también me vino con el paquete, me encanta la gente, desde siempre. Escuchando sus historias aprendo mucho de la mía. Hoy le digo a todo el mundo que soy cubana, habanera y que vine a estas tierras casada con un extranjero como muchas, persiguiendo un sueño como todas, amando, llorando, compartiendo, luchando con las nostalgias, los aviones y la tecnocracia. Escapando de los juicios para conmigo y los que me rodean e intentando que el mundo sea, al menos a mi lado, hogar de todos.