dame una miradita
La verdad es que cuando yo tengo el día bueno convenzo a un cojo a bailar una polca, a un tuerto a una competición de tiro al blanco o a alguien en Siberia a comprarse un bikini en pleno diciembre. La cosa es, y siempre se lo digo a mis clientas, que un vendedor puede robarte un si de la boca cuando justo tú estabas a punto de darle un no. Eso que podría ser una perfecta estrategia de venta a mi no me funciona comercialmente, porque en un par de días seguro me enviarán a otra persona con el mismo producto de vuelta, o regresará la propia clienta metiéndome un cuento chino para que yo le devuelva su dinero. Esto del no que parece si, y del si que es un claro no, es un tema más familiar de lo que creemos. Todos hemos vivido alguna vez algún momento ambiguo en el que no sabemos porque aceptamos cuando en realidad no es nuestro deseo, en especial las mujeres lo llevamos bien ejercitado por generaciones.
El otro día yo tenía la desfachatez de guardia, le sacaba un piropo a una muerta si me lo pedían y en el medio de la juerga del chopingueo bailaba conmigo una clienta. Ella decía que si a todo lo que yo proponía. Cuando llegamos a la caja le presenté la montaña de ropa que me había dicho que quería. Saqué el machete estético y empecé.- Te das cuenta que todo tiene el mismo color? -Si, pero me gusta.- ok, entonces deberás tomar este otoño el verde como tu nuevo color base. - eso haré - empezamos a sortear?.
Ella pensó que yo le pasaría todo por la caja sin cuestionar una vez más o al menos sin que ella confirmara la compra. Mientras escaneaba cada pieza le decía. - mira..cuando llegues a casa, no cortes las etiquetas ni metas a lavar directamente la ropa, pruébatela una vez mas, enséñaselas a tu esposo e hijos y si algo no te gusta tráemelo de vuelta.- Ella reía porque pensaba que aquella nueva retreta era parte de mi show. Continué. -sé que cuando estás en un aire de fiesta y risa decimos si, cuando en realidad hubiéramos dicho no.- No sé que tecla toqué pero su mirada cambió, me agradeció, pagó y se fue. Yo espero que ella no lo haya tomado a mal pero la vida me ha demostrado que los si no son siempre completos. La verdad ella era muy simpática y compraba todo lo que yo le proponía casi sin pensarlo.
Hoy mientras navegaba por la web encontré un artículo muy raro sobre el sexo de mantenimiento y recordé el tema del si y del no. Los medios de información nos hablan con mucha claridad del significado del NO para evitar una violación cuando estás en el noviazgo o con un desconocido, pero pocos hablan de esto dentro de el matrimonio o una relación oficialmente reconocida por la sociedad. Comediantes y cantores aún se ríen de la falsas dolencias de las mujeres, una cefalea o cualquier otra enfermedad son una buena excusa para no tener relaciones sexuales. No es eso un no claro? Y si eso no es respetado por el cónyuge, como es denominado? Yo recuerdo escupir mi mano durante años para mojar mi vulva, porque estaba seca como una hoja de palma y mi pareja lo ignoraba. Nunca hablábamos de aquello y no creo que pasara tan desapercibido. Conozco de mujeres a las que la piel de las labios se le raja y también son ignoradas. Creo que una vergüenza colectiva cubre a las parejas cuando de sexo se trata.
Entonces yo sabía muy poco de los números absolutos y de las negativas rotundas. Del idioma de mi cuerpo que cuando se humecta da la bienvenida con la calidez de un abrazo, pero dónde aprendes esas cosas? La vida. Después de tener mi primer orgasmo me di a la tarea de estudiar conscientemente que le pasaba a mi cuerpo y tras unos años de observación creé un mapa de la verdad. Me presenté a mi actual pareja como una mentirosa entrenada y doctora honoris causa en gemidos y tirones, a lo exorcista. Le pedí que a pesar de las acrobacias y mis millones de sonidos raros, no perdiera de control las verdades auténticas, imposible de simular, que le saltarían a la vista. Le pedí que mirara mis ojos, porque mis pupilas se dilatarían como los de un gato arrabalero y los pechos tomarían protagonismo. A pesar de la acción, que intentara sentir mi pulso sobre su pene y que sobre todo no creyera en los pasillos repetidos, porque hay muchos tipos de orgasmos y si escuchaba el mismo chillido de perra china dos veces en la misma semana, pues que me había pillado.
Esa misma es mi técnica con las clientas. Les miro a los ojos, son solo quince los segundos que delatan su situación, están a gusto o es un fracaso lo que les he traído. Observar como me ignoran para soñar ante el espejo, como se emocionan y alejan del lugar en un letargo, es la muestra de que mi elección fue la correcta. Hay tanta violencia en quien entra en una vagina imponiendo su fuerza, poniendo a la mujer en una posición de sumisión y obediencia como quien la despoja de su voz e intenta desequilibrar su mundo para regalarle la ilusión de la felicidad por un momento con un trapo que en vez de hacerlas sentir princesas las hace repudiarse.
Mujeres, no importa dónde ni con quien, para decir, “no es el momento”, “no quiero”, “hoy no”, no necesitamos escaramuzas ni estrategias de colegiales, decidir por tu sexo es también empoderamiento. La vida es mejor si es clara, es mas bella si nuestros actos son realmente correspondidos y nos entregamos o aceptamos por amor sin compromiso. Y no olvidemos abrir los ojos, seguramente no nos va a ir nada mal.