La Cabina Roja

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"miraré, mírame"

Con el lio de los miedos por la pandemia no entra mucha gente a la tienda. Pueden pasar las horas y de aquella ola de clientas alborotadas pidiendo colores y tallas, va quedando poco. Pero como nada en la vida es negro ni blanco, con los días hemos descubierto los buenos sabores de los tiempo a corcheas. Entra una clienta y ya casi ni la persigues porque la comunicación es personal y puedes leer en sus ojos que necesita tiempo para sí, o quiere charlar sobre cosas banales o sublimes. 

Lo bueno del distanciamiento es que cuando alguien se acerca lo hace de cuerpo entero, cuando digo cuerpo entero cuento carne, huesos y vísceras. Hoy tuve pocas clientas de ese calibre, de las que van con los ojos y el pecho abierto, pero una de ellas me llegó al alma y me la viró al revés como un globo cumpleañero. 

Era una intensa, ojos pardos, pelo domado con plancha eléctrica, pantalones vaqueros ajustadísimos, de esos que también doman las curvas, camiseta de evidente calidad pero de líneas leves y un abrigo que cubría media alma. Entonces tropezó conmigo. -Te puedo ser de ayuda de algún modo?- No gracias, solo estoy mirando.- Su pie izquierdo quedó clavado en el lugar y el derecho dio un paso doble. De la torpeza reímos ambas, le sostuve el brazo para evitar su caída y al cruzar la mirada con la mía, vi pasar mi vida y la suya como un rayo. -Estás segura que no necesitas ayuda? Te puedo sostener al menos mientras estés en la tienda, si quieres?- tras una sonrisa, comenzó a contarme. - La verdad es que no sé ni lo que estoy buscando. Es algo muy raro y vergonzoso - Qué me podrás contar más vergonzoso que las cosas que he vivido y de raro tengo un buen pedazo a mi haber.- Bueno es que no sé como empezar. - Hagámoslo fácil, comienza por el principio- Arqueó las cejas y como preparada para un fusilamiento dijo. -Me inscribí al Tinder hace dos semanas y me escribo desde entonces con un chico.- A lo mejor esperaba que la juzgara, pero del estómago me salió. -Que bien. Así se hace, a situaciones especiales, medidas especiales. Me alegro por ti, eres una mujer muy valiente. - Eso crees tú pero mi familia ni mis amigos lo saben. - Niña, el que solo la hace, solo la paga, además no todo puede ser dicho, ni todo debe ser entendido. La pregunta es, te gusta el chico?.- Justo ese es el tema. Me encanta, pero todo es muy raro. Yo he tenido parejas antes, pero todas en físico y con este muchacho es primera vez que tengo una relación por internet. Hablo con él diario y de todo, sin tabúes, pero no lo he visto nunca… bueno en fotos. La cosa es que quedamos en encontrarnos hoy en la noche.- Super - Si, pero online y necesito algo que ponerme - Pues para eso estoy yo aquí. Qué quieres que vea? - No, el encuentro no es sexual- Eso no importa, mira. La moda es una herramienta y tú te vas a presentar en una pantalla, como una actriz de televisión, así que tienes que saber que quieres que vea. Tus ojos? Ponte un burca. Tu escote, para que entienda que chocará con una mujer que en todo su volumen es capaz de dar tanto como reciba? Pues yo tengo unos tops aquí de encajes que dan gusto.- Ella se ponía roja como un tomate y no paraba de reír - O pondrás la cámara distanciada para que te vea cuerpo entero y así sepa todo lo que tiene para tomar o por dejar?- Ay dios mío, no había pensado en eso. Yo estaba buscando una blusa bonita que pegara con el color de mi pelo y tú me hablas de la pantalla. Le escribo ahora mismo y suspendo la cita. - No, no, no, no a ver, creo que no te has dado cuenta que estás en el lugar exacto con la persona correcta. Yo soy artista, malabarista de la vida, maga de las perchas, tengo un doctorado en la calle del encubrimiento y la universidad del „mírame aquí y no me pierdas de vista“. Tú vas a salir con tu blusa, serás un escándalo y ya me contarás un día como te fue con el chico. Cuando yo te pregunto que quieres que él veas, es porque las relaciones que comienzan de un modo intelectual, como la tuya, pues corren el riesgo de poner mas interés en lo que dicen que en lo que se ve y el éxito está en el equilibrio. Tú seguro no le has hablado de deudas, ni de enfermedades, de los cayos de tus pies ni de tu genética imposible, porque están hablando de lo lindo de la vida, yo le llamo la face de venderse como coca cola. Pues eso mismo se hace con el aspecto. Tú ajustas aquí, aclaras allá, pones una marca o ninguna y todo eso llega subliminalmente adonde tiene que ir.- Bueno para no hacerles el cuento largo. Se llevó unos legin de piel sintética estilo Olivia Newton John en Grace y una camisa oversize como Demi Moore en Fantasma, que si el tipo no se enamora tendremos que reclamar por escrito a Hollywood. Ella salió feliz, espero que su cita online sea el inicio de algo importante para ella, porque para mi fue el detonante de un análisis de mi estilo personal. Antes cuando muchas cosas de mi vida estaban desajustadas, me llenaba de lentejuelas y colores estridentes porque necesitaba la mirada de los transeúntes, saber que existía en un sistema que me anulaba, el piropo silenciado de la gente era mi bocado de aire. Desgraciadamente muchos consideran osado un pantalón de cuadros con una chaqueta de rayas aunque nadie sabía que dormía en la misma cama de quien me había augurado la muerte, eso era osadía, mas bien estupidez, por eso yo me daba palmadas en el hombro cuando cualquiera se burlaba o alagaba mi excéntrico modo de vestir. Era mi modo de gritar, „existo“, „mírenme, no me dejen desaparecer“. No digo que vestirse básico sea signo de balance y cordura, ni que ponerse plumas y canutillos esconda siempre la mano de un abuso, pero la moda habla, siempre, así sea cara o económica y está en nuestras manos dirigir el ritmo de las miradas. No olvidemos que hablar, no es solo cosa de palabras.