Inexacta pero intacta
Eso de las ciencias exactas fue seguro cosa de un hombre, que además era agnóstico, muy probablemente no venía de la zona caribeña y era heterosexual. La humanidad está tan patriarcalmente malcriada que si no vemos, no confiamos y casi todo en lo que creemos lo inventó un tipo muy inseguro. Aclaro que no hablo de temas religiosos, estoy hablando de ciencia, técnica, antropología, filosofía y pirotecnia. Todo lo que tenga que ver con las personas y sus capacidades de expresión está en discusión y siempre caen bajo la lupa de alguno que dice tener la verdad en la mano. Una comisión dirá si eres artista, solo porque te vio haciendo un no se que en algún centro cultural. Un grupo de personas dirán si puedes entrar a determinado círculo social o no. Otros tantos dirán si eres atrevida, moderna o intelectual solo de verte. Como pueden saber todo eso sin amarrarme a un microscopio, pasarte por dieciocho pruebas de actitud y conectarte a un aparato de electrocardiogramas. Pues como mismo Newton sacó sus mil teorías de la gravedad con solo ver caer una manzana. Te puedes imaginar cuanta teoría puede producir cualquier Anacleto al ver mover tus caderas por las calles, ver su falo escupir pero tu vagina no.
Yo me cocino por dentro cada vez que una clienta me pregunta que se lleva de moda, que si el verde pega con el amarillo, o como debería combinar la chaqueta aquella. Me dan deseos de decirle, que todos los colores pegan y si no me cree que admire la naturaleza. No hay nada mas lindo que un aguacate y es amarillo y verde. Si no le gusta o no le encuentra sentido en su escala de Pantón, que use pegolín, como lo hago yo. Qué está de moda… lo que te haga sentir irresistiblemente bella, increíblemente seria o absolutamente loca porque la moda como las artes es un modo de expresión y tú no te sientes todos los días lista para estar en el ojo del ciclón, así que depende todo de ti. Qué como te pones aquella chaqueta…. Una vez que la compres y sea tuya, te la pones de pantalón si quieres, la combinas con la pijama, haces un nudo y la usas para cargar las viandas, tú pones el límite y la función. El problema es que queremos la exactitud, una confirmación, el código, el paternalismo. Quien se quiere equivocar o ser tildado de ser extraño, nadie, pero la experimentación es la sal y la pimienta de la vida. La libertad es muy complicada, implica que debes saber quien eres, que quieres y como lo quieres. Entonces para no caer en problemas con nadie vas donde una vendedora y ella te va a decir más o menos por donde anda la cosa. Tú saldrás a la calle esa tarde dominando el símbolo, apoderándote y dejándote apoderar por las corrientes de la moda y el civismo. Qué esto es un conflicto que le toca a pocos? Créetelo tú, busquemos un paralelismo. Digamos que esto es como el orgasmo femenino. El orgasmo de una mujer tiene tantas caras como amantes, gustos como cuerpos, como tantas emociones, vamos… como pantalones tú en tu armario. Es tan suspicaz que si quieres no se deja ver, por lo que es muy fácil simular, pero a la vez es el momento de desdoblarse, aunque el tiempo sea tan corto que no te puedes complicar cantando la Marsellesa o haciendo treinta y dos fuetes.
Hace unos días escuché a una señora que hablaba, con muchos títulos a su haber, de los cinco orgasmos femeninos. Yo escuché todo el video de aquella intelectual de la fisiología erótica, porque yo quería saber si yo era normal o no. Qué pasó, que la mujer empezó a hablar de los puntos G, A, K, J, X y Z… yo me perdí. Recordé que en un blog de moda hacia pocos días había leído sobre las cinco tendencias de este otoño para parecer una verdadera diva. No me diga nadie que no quiere parecer al menos una vez en la vida una verdadera diva. Pues me sentí con la gurú del moda como con la gurú del amor. Una decía que si no tenía nada color lila o berenjena, unas botas de militar estilo segunda guerra mundial, el pelo rojo con cerquillo y un tatuaje en la oreja que no saliera de mi casa hasta abril. Y la otra que si no tenía integrado medio alfabeto en la vagina, yo no sabía lo que era la vida. Que angustia, esas tipejas, mujeres-voceras de un discurso macho-cavernícola me estaban cogiendo el tiempo y los conocimientos para hacerse una trenza. Me acordé de mi discurso de la libertad en la moda, del trapo como medio de expresión y aquello lo adapté a mi vida sexual. Así llegué a la conclusión que yo como casi todo el mundo, para amar o vestirme, hablar o actuar, no traigo prospecto, ni hay ciencia exacta que me defina. Tengo según el día, un modo muy particular de expresar mi satisfacción. A veces puedo ser escandalosa como una falda de lentejuelas con un blazer rosado, tres gritos y el salto de „La leyenda de Sikán“ en Tropicana. Otras veces llevo el paso sencillo e interno, cómodo como un par de jeans y una camiseta tres tallas mas grande o conmovedor que arranque las lágrimas, como en esos días en que visto de un solo color y donde pasión y poción se confunden en una mirada y sé que todo estará bien.
Las mujeres no tenemos códigos para combinar ropa, ni necesitamos traducirle a nadie porque andamos de este modo vestidas. No son tiempos de fingir orgasmos inspirados en los filmes porno de los ochenta, donde las pobrecitas gimen como terneros en destete, para que algún hombre haga el papel del Hércules del barrio. Pero a todas esas teorías he llegado gracias a mis magníficos cuarenta. A estas alturas del partido, yo no traduzco mi espíritu a nadie, porque es mío, yo lo entiendo y quien cante conmigo no necesita subtítulos para eso. Como ven otra cosa maravillosa de los cuarenta son las analogías, a lo mejor el tema no venía al caso pero si hablamos de virus y bacterias con tanta soltura, pues sumemos el temas que también nos compete y el pobre siempre es tan mal tratado. Buen orgasmo a todEs y nos vemos el próximo miércoles.